Por: Solange Jimenez S.
Economista- Investigadora
El toyotismo, una corriente iniciada por el ingeniero de Toyota Taiichi Ohno y una relación en el entorno de la producción industrial que fue pilar importante en el sistema de procedimiento industrial japonés, comenzó a reemplazar al fordismo como modelo referencial en la producción en cadena, después de la crisis del petróleo de 1973. Se destaca de su antecesor (Fordismo), básicamente en su idea de trabajo flexible, aumento de la productividad a través de la gestión y organización (just in time) y el trabajo combinado que supera a la mecanización e individualización del trabajador, elemento característico del proceso de la cadena Ford.
De sus características, que podrían ayudar en momentos de crisis, podemos mencionar las siguientes:
Una producción just in time, producida a partir de los pedidos hechos a la fábrica (demanda), que ponen en marcha la producción y que se traduce en una adaptación de la producción a la cantidad que efectivamente se vende: producir lo justo y lo necesario.
Un trabajador multifuncional que maneje simultáneamente varias máquinas diferentes. Contrario al sistema Fordista, donde se produce en serie, en cadena o en masa y se delega a cada trabajador una función específica y especializada que aparece con un aumento de la división del trabajo, se recomienda el desarrollo de nuevas habilidades laborales para adaptarse a una realidad cada vez más digitalizada y cambiante, sobre todo para poder sobrellevar los nuevos desafíos que impondrá la crisis sanitaria y económica. Además, se cree significativa la multidisciplinariedad, ante la incertidumbre causada por la pandemia: un médico que hace stand up y que construye modelos matemáticos, por ejemplo.
Flexibilidad laboral y alta rotación en los puestos de trabajo/roles, contrariamente a la profundización del control de los tiempos productivos del obrero (vinculación tiempo/ejecución). Resulta más difícil manejar los tiempos de ejecución cuando se trata de trabajo remoto o a distancia. En su lugar, se podría contabilizar la eficiencia en base a tareas ejecutadas o contra entregas. Además, se considera que las empresas no deberían temer a la rotación interna de su personal. Los empleados podrían presentar mayores habilidades y ventajas para unas áreas que otras, provocando esto un ganar-ganar. Esto se conoce ahora como ‘reskilling’.
La automatización que introduce mecanismos que permiten el paro automático de máquinas defectuosas, para evitar desperdicios y fallos. Ante la pandemia de la Covid-19, se ha adelantado la implementación de algunas tendencias tecnológicas, como la automatización, causando cambios acelerados en la fuerza de trabajo y con ello, apareciendo nuevos perfiles con una mayor demanda laboral, como son los científicos y analistas de datos, especialista en aprendizaje automático, especialistas en macrodatos, especialista en estrategia y marketing digital, especialista en automatización de procesos, entre otros; según el informe sobre el futuro del mercado laboral, elaborado por el Foro Económico Mundial.